¡Hoy recibo mis cuarenta!

Siempre escuché tantas cosas de los cuarenta que ciertamente me dio un poco de temor llegar a ellos.  La frase más común es: “Deja que llegues a los cuarenta que de ahí en adelante empiezas a bajar la cuesta”.  Aunque por poco caigo en las redes de este decreto….escogí vivir el otro que más repite la gente: “A los cuarenta es cuando más interesante nos ponemos”. Aprendí que los años, al igual que los momentos tienen el peso que tú le des.

Siempre me dije que al llegar a esta edad iba a tener el cuerpo de la vida.  Una pena que los últimos análisis me dijeran que tengo el colesterol, triglicéridos y presión alta.  A esta altura me ha dado una parálisis facial y en las fotos salgo con un ojo más pequeño que otro, me han operado de varias cositas, pero la buena noticia ha sido que todo ha tenido solución.   En este caminar me he hecho dos operaciones estéticas y ambas fueron un fracaso, no por que no salieran bien, sino porque no he sido consistente en esa área.  Tengo que correr más bicicleta y aguantar el pico.

Vivo agradecido de Dios por todo lo que me ha enseñado.  Hace tiempo aprendí a cerrar círculos y poner en ellos a diferentes personas.  En los círculos más cercanos, se encuentra mi familia y algunos amigos que considero hermanos.  Es tanto el amor que recibo que no permiten que llegue la envidia o el odio.  Tengo amigos desde el Residencial hasta Garden Hills y de todos aprendo algo nuevo.  Dios me ha enseñado que aunque todos se vayan aún me quedan Él y mi perro, quien me recibe con tanta alegría cada vez que me ve.

Dios me ha permitido realizar uno de los trabajos más gratos.  Hacer reír al prójimo me sana.  Cuento con el respeto de un público que me ama y así me deja sentirlo.  Cuento con las enseñanzas de mis errores, con la fortaleza que construyó mi pasado y con la esperanza que me da el futuro.  Mi presente está en manos del Ser Supremo.  Tengo la dicha de vivir cerca de una hermana maravillosa.  Cuento con la aprobación de Dios y mi madre, después de esto, qué más puedo pedir.

Cuando era pequeño pensaba que a los cuarenta iba a estar moribundo.  Moribundo está el diablo que no vale dos chavos.  Yo he vencido los temores, el rechazo, la burla, la crítica, el señalamiento, la crisis, la tristeza y todas estas lecciones de vida que uso como escalones para seguir mi camino al cielo.

Que gran momento que los cumplo hoy, el día en que recuerdo y reconozco que Jesús, mi salvador, murió para darme vida en abundancia.  Los cuarenta llegan llenos de oportunidades; yo los recibo feliz y con los brazos abiertos.